La cuñada de Van
Gogh
Los artistas trabajan para
dejar plasmado sus sueños, imágenes que son testimonios y que están allí
cargadas de experiencias. Todo verdadero creador le preocupa que va a pasar
cuando el pase a otro plano. Así, cada día, se dedica a construir su mundo,
pero hay un momento que la muerte llega; en vida le preocupaba donde irían
aparar todos sus poemas, partituras, escritos, cuadros y esculturas, las
cuales, había creado con pasión y esfuerzo.
Hay artistas que en vida han
involucrado a su familia, como es el caso del maestro Carlos Cruz Diez, donde
su fallecida esposa Mirta, sus hijos y nietos
han construido una gran fortaleza para
la producción y divulgación de sus obras. Hay muchos que corren con la suerte
que es la viuda, el hermano, el coleccionista, el marchan, los hijos o nietos
quienes van a defender ese legado; unos van, apresuradamente, a malvender las
obras o a tratar de publicar sus manuscritos, sin embargo, en vida del artista
nunca se preocuparon por él. Hay artistas que al morir sus obras se dilapidan y
llega un momento que cae en el olvido y se
pierden. Con Armando Reverón, fueron Don
Alfredo Boulton y otros amigos, quienes divulgaron su obra e hicieron un
registro fotográfico y, si no hubiese sido así, al morir sus obras hubiesen ido
al basurero, ya que muchos lo vieron como un anacoreta, ermitaño y loco,
olvidándose que cuando Reverón se encerró, venía de haber visto obras en los
grandes museos de París, Barcelona y Madrid y ya era un pintor con una
portentosa obra y de gran valor artístico.
Pero hablemos de la cuñada de Vincent
van Gogh. Johanna Borger era la esposa de Théo, el hermano de van Gogh.
Relación excepcional entre dos hermanos; uno marchand; y, el otro artista.
Cuando Vincent Van Gogh (1853-1890) se suicidó; a los 6 meses muere de tristeza
su hermano Théo. Johanna viuda de 28 años, con un pequeño niño; dama muy
instruida, se viene a París y ve que en el apartamento de Pigalle, en Montmartre,
habían 200 cuadros, ya que a nadie le gustaba su pintura. Él realizó alrededor
de 600 pinturas y miles de dibujos.
Johanna comienza a leer las
cartas y va conociendo mejor a su cuñado. Al poco tiempo de su muerte organiza
una exposición de sus dibujos. Estaba de moda los domingos como día de
descanso. Abre una posada restauran en un pueblo cerca de Ámsterdam. Las
paredes están decoradas con “Los Girasoles”,
paisajes y figuras… es una manera de divulgar y dar a conocer a su cuñado.
Después se dedica a buscar los cuadros por
diferentes lugares y comienza a exhibirlos en Ámsterdam, los Estados Unidos y
Francia. Se da a conocer la producción de este artista; edita la correspondencia
entre los dos hermanos, las conocidas “Cartas a Théo” Así, de esa manera va
construyendo un nombre y las personas van valorando la obra. Los coleccionistas
empiezan a comprar los cuadros. Actualmente, cuando un Van Gogh aparece en subastas se lo pelean
para comprarlo.
Su sobrino, también, llamado Vincent funda la
fundación Vincent van Gogh (1960), se ocuparon de divulgar, exponer y dar a
conocer ese gran artista. Hacer arte es un camino difícil, y después al morir
el artista necesita a alguien que asume esa gran responsabilidad, ya que dar a
conocer una obra e imponerla es difícil, se necesita mucho amor y entrega,
conocimiento y trabajo; y Johanna Borger
tuvo el amor y el coraje de luchar por
divulgar a su cuñado van Gogh, como ella
muy bien lo llamaba cuando asumió ese gran reto de mostrar lo importante de
este creador, está es la historia del
pintor de “Los Girasoles”. ¡Gracias Johanna!
Esteban Castillo
estebancastillov1941@gmail.com