viernes, 14 de septiembre de 2018

Del amigo París para Barquisimeto
Te escribo mi querido Barquisimeto, ahora, que muy pronto es tu cumpleaños. Te escribo recordando mi pasado, en el siglo 18, pequeñas velas colocadas en las ventanas para alumbrar un poco las angostas calles medievales. Te diré, que aun así, todos los integrantes de mi ciudad asistían a las tabernas. ¡Era la fiesta!
Cuando me alumbraban con faroles de gas fue cambiando todo y me dijeron a llamarme la Ciudad Luz. Yo fui la primera ciudad de Europa alumbrada de esa manera. Años después, llegó la electricidad y la ciudad se convirtió en una gran fiesta. Fueron los años locos de bailes, alegrías y fiestas. Mucho vino y mucho amor. Mucho teatro, conciertos…
 Los cafés donde se reunían los poetas, pintores y filósofos eran los sitios de intercambios; los burdeles se fueron convirtiendo en sitio donde el baile y tomar absenta se convirtieron en sitios de fiestas , el Cancán animaba las noches. Los pequeños barrios y pueblos se unieron a París.
¿Qué te pasó? me comento Esteban: Que tus calles están oscuras, que el Teatro Juares, no funciona en las noches;  que tus plazas y parques no tienen luces. ¡Cómo es posible que te hayan abandonado! Eras ciudad, en el pasado; ahora, solo te recuerdan tus verdaderos amigos que guardan que vuelvas a ser como antes.
Con tus calles iluminadas,  que las plazas vuelvan a tener iluminación; yo desde acá te conozco a través de Esteban, quien te añoraba todo el tiempo cuando él vivía en mi urbe. Tienes que renacer para que vuelvas a ser ciudad. ¡Te quiero ver iluminada! Te sueño festiva…
A pesar de todo por lo que estás viviendo. Feliz cumpleaños te desea la Ciudad Luz.
14 de septiembre 2018


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Cuando yo tenía un año de edad

Las calles de mi barrio

Los sábados en mi barrio Los sábados en la noche había “espectáculo de calle”, palabras soeces, gritos, peleas y hasta sangre, eso era en mi barrio, muy cerca de “Los colerientos”. Ahí fueron enterradas las personas cuando la epidemia del cólera, hace muchos años atrás. Yo estaba pequeño, de uno 12 años, pero yo quería ver, oír, leer y sentir otra cosa. De repente y, sin casi darme cuenta, yo ya estaba sentado en la parte de atrás del Teatro Juárez dibujando las bailarinas del ballet de Taormina Guevara y tratando de acercarme a otra música diferente a la que se escuchaba en los botiquines y burdeles de mi barrio. Quise aprender a tocar violín, pero me decido por la pintura, que comparto con la fabricación de sorpresas para niños, las carreras de bicicleta, trabajé de buhonero, decorador de bares; de portero de la escuela de arte y más tarde profesor de paisaje. Un amigo italiano que yo visitaba llamado Chiafre y su esposa Aura, tenían una gran biblioteca; ojeando los libros encontré uno llamado “ Realidad natural y realidad abstracta” de Piet Mondrian. Ahí, en ese libro hay una conversación entre un pintor naturalista, un pintor abstracto y un aficionado a la pintura, en él se enfoca los diferentes puntos de vista que tienen los tres con relación al paisaje. Disfruté el libro hojeándolo y leyéndolo. Leí el libro de“Las cartas de Vicent Van Gogh a su hermano Theo. En ese tiempo, década de los 60, estaba en cartelera la película “ Sed de vivir” es la vida de Van Gogh y de Paúl Gauguin, interpretada por Antony Quinn y Kirk Douglas. Ya escucho a Beethoven, Bach, Mozart. Y de pronto estoy en Nueva York, (1964) en el Museo de Arte Moderno. Estoy sorprendido, ya no son las imágenes de un libro que yo veía en mi taller de Barquisimeto. Estoy frente a Guernica,(1937) estoy frente a un icono del arte moderno, frente a una obra de un gran mensaje, representa el bombardeo por los alemanes sobre la ciudad Vasca, Guernica. Es un cuadro contra la injusticia y la guerra. Ahí estaba esa obra de casi 8 metros por 4 metros, trabajada con blancos, grises y negros, y muchos dibujos previos a la misma. Quedé regocijado al estar frente a ella. Vi, también, de Picasso las obras: “La mona con su pequeño,” qué interesante es cuando comenzamos a detallar la obra y vemos que su cabeza está realizada con dos carritos de juguete, lo mismo que está expuesta, “Las señoritas de Aviñon”(1907), obra clave en el arte moderno, es el comienzo del cubismo, es la lección de Paúl Cezanne y de la influencia del arte africano. Ahora es Paris, la atmósfera de los impresionistas me impregna mi pupila, la obra “Impresión: sol naciente”(1872) de Monet me captura, lo mismo que “Los nenúfares,”como igualmente las obras de Cezanne, Van Gogh y otros artistas impresionistas y postimpresionistas. Disfruto sus obras, ya que durante años he visto las imágenes en los libros. La exposición “Luz y Movimiento” (1967)me sorprende por los planteamientos y donde El cinétismo y la geometría son el resultado de muchos años de búsquedas. Pasan los meses, ahora, estoy en Florencia y camino por sus calles, y al cruzar una esquina de repente veo la Catedral de Santa Maria de Fiore; me sentí pequeñísimo al ver algo tan majestuoso, en la ciudad de los Médicis, que habían sido comerciantes y banqueros. Y donde tantos artistas, con el apoyo de Lorenzo de Médicis, vivieron y desarrollaron sus obras, muchos artistas: Leonardo, Miguel Ángel, Botticelli, Rafael y, esa famosa cúpula realizada por Brunelleschi. Quedé otra vez, ¡boquiabierto!, y así fue lo mismo en Roma frente El Moisés de Miguel Ángel, en Roma y El David en Florencia, o en La Capilla Sixtina. Cada día estoy más lejos de esos sábados en mi barrio. Estoy disfrutando El Renacimiento, estoy viviendo los siglos XV al XVI. Han pasado los años, ahora con lagrimas en los ojos de la emoción, y ya casi cayendo en el Síndrome de Jerusalén, (sentirse o creerse un personaje bíblico) estoy viendo partes de “ Los manuscritos del mar Muerto” me siento como el pastor que por allá por en el año 1947, perdió una oveja, y al tratar de buscarla en una cueva encontró unas ánforas y dentro de ellas unos pedazos de cueros, él pensó: “Me haré unas sandalias con ellos”, pero cuando el zapatero limpió los cueros vio que aparecían letras, posiblemente del alfabeto arameo o hebreo y que gran sorpresa al descubrir los científicos y los arqueólogos, que eran textos de la Biblia que habían sido escondidos por los Esenios, en la época de la invasión Romana en Palestina. Me sentía conmovido, quería como leer lo que estaba escrito, me paseaba de un lado a otro observando todo y extasiado por lo que estaba viendo; salí de la exposición y me fui a pasear por los Campos Elíseos, diciéndome, que lejos estaba en el tiempo de mi calle de mi barrio. Tiempo después fui a oír al maestro Alirio Díaz que se presentaba en el Teatro Chatelet de Paris, oí otra música, la buena música, ahí escuché a Tárrega, y si mi memoria no me falla “Recuerdos de la Alhambra”, los valses venezolanos, me sentí orgulloso de ver y escuchar al maestro Alirio Díaz. Yo siempre en mi taller trabajaba escuchando sus interpretaciones, me hacían sentirme que yo había descubierto otro tipo de música. Esa noche me sentí contento de ser venezolano y sobre todo que era de mi querido Estado Lara, (Venezuela) y al salir del concierto, entré a un café a tomarme un chocolate. Qué lejos estaba de esos gritos y de esas trifulcas, de esos ruidos sabatinos. Hoy estoy contento de haberme acercado al arte, a lo bello, a lo sagrado, a lo sublime, a lo humano. Después de tantos años, mis sábados son diferentes... Esteban Castillo Barquisimeto